2 marzo 2025 (1): Agarraos que vienen curvas
- Javier Garcia

- 2 mar
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Actualizado: 4 mar
Ojeo, porque los medios no permiten más como no estés suscrito a sus servicios, que en muy poco tiempo se han concentrado importantes ventas de acciones de grandes empresas cotizadas por parte de algunas de las familias más acaudaladas del mundo. Más concretamente el artículo comentado cita a la familia Agnelli, que se ha deshecho de una participación de unos 3.000 millones de euros en Ferrari, a los Reimann (más precisamente un fondo del que son propietarios), que han vendido 2.500 millones de euros de su propiedad en Keunig Dr Pepper, a los fundadores de Lego, que han dejado de poseer una participación de unos 201 millones de euros en la empresa de servicios de oficinas ISS o a los sudafricanos Rupert, que también han enajenado unos 1.400 millones de euros de su share en British American Tobacco.
En todos los casos, cuestionados sobre esos movimientos financieros, todos sus protagonistas han esgrimido motivos de diversificación de la inversión o conveniencias circunstanciales del negocio (hay que decir, para tranquilizar a los más pusilánimes ahorradores que, efectivamente, siguen siendo grandísimos accionistas de esas mencionadas compañías).
No obstante la coincidencia en el tiempo de estas operaciones da que pensar. Sin duda que la coyuntura mundial propicia la volatilidad extrema de los mercados: guerras, diferencias entre quienes eran bien avenidos socios, conflictos fiscales y disputas por hacerse con materias primas y producciones agrícolas estratégicas no constituyen el mejor caldo de cultivo para que crezca la confianza inversora y prosperen los intercambios comerciales.
Tengo la impresión de que todo esto no obedece al sube y baja inherente al funcionamiento regular de la sociedad de mercado, sino que responde a un cambio de más calado. Ya lo he adelantado en alguna ocasión anterior, creo que quienes disponen de las llaves de las cajas fuertes de este mundo han decidido que hay que proceder a una reforma radical de cómo funciona la economía planetaria. Creo que el capital piensa que la globalización ha ido demasiado lejos o, mejor dicho, que hay que profundizar en ella solo en los aspectos que interesan a las grandes fortunas y recular en aquellos otros contextos donde se entiende que el proteccionismo y la autocracia ofrecen mejores dividendos.
Vienen pues tiempos turbulentos, porque se trata de un ajuste de gran impacto que no tendrá lugar sin generar tremendas tensiones, crisis agobiantes y rupturas de viejas amistades. Por supuesto que los poderosos no tienen nada que temer, pero ay de los pequeños inversores y las clases populares, que serán los paganos del tránsito a la nueva era. Una nueva época en la que, sospecho, recobrarán valor la tierra, las materias primas, la producción alimentaria y la gran industria, en detrimento de la producción transformadora, los bienes de consumo y, voy a aventurarlo, también de la digitalización (la actitud servil de los grandes de la red hacia la autoridad política norteamericana no demuestra su fortaleza, sino que no están en el mejor momento).
Termino temiéndome que estas son las condiciones de mercado que siempre han alumbrado los regímenes más tiránicos y activado las ideologías más totalitarias. Veremos.

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