19 mayo 2024 (2): Catalunya tras las elecciones
- Javier Garcia

- 19 may 2024
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La primera conclusión de los resultados de estos comicios autonómicos es que se ha producido una derechización del electorado, ya que Junts, PP, Vox y Aliança Catalana suman muchísimos votos. La segunda es que, por mucho que se empeñe Puigdemont, la independencia está cada día más lejos y la tercera es que no se puede hacer una política en favor de los débiles cuando lo que prima es la pulsión nacionalista (el fracaso de la izquierda viene de que, por españolista o catalanista, no se ocupa de lo que debería, y no hay mejor prueba de lo que digo que el fracaso del Govern encabezado por ERC).
Feo panorama se le ofrece a Illa para la configuración de un nuevo ejecutivo, con Junts pretendiendo hacer lo propio, chantajeando a ERC para que anteponga el nacionalismo a cualquier otra consideración; y peor futuro le espera a la ciudadanía que, atrapada entre patrias, ve demorar eternamente la cuestión económica y la imprescindible reacción ante el derrumbe de una de las industrias históricas del sur de Europa.
Y como la política como función teatral no se detiene, dejamos de hablar de Catalunya para centrarnos en las elecciones europeas de 9 de junio. Ahí nos jugamos mucho, por más que en nuestra ignorancia las despreciamos, porque la mayoría de leyes y reglamentos que gobiernan el día a día de nuestra existencia se deciden en Bruselas. En esta ocasión los europeos corremos serio riesgo de caer definitivamente en manos de la reacción más asquerosa que, sin duda, nos obligará a gastarnos los pocos recursos con los que contamos en rearmarnos hasta los dientes, tratará de restringir los derechos individuales básicos, entre ellos los de la libre creencia o el aborto, y suscitará una caza del inmigrante, al que se le culpará de todos los males, al tiempo que se seguirá facilitando, cuando no promoviendo, la migración ilegal si ello beneficia a los empresarios más desaprensivos. Por supuesto que esos paladines de la libertad de los poderosos no harán nada para parar el fraude fiscal ni propondrán cambio alguno de la actual legislación laboral, que posibilita sueldos de mierda en todos los estados de la Unión y la libre disposición de carne humana mediante contratos temporales e indemnizaciones por despido prácticamente inexistentes.
Votemos, a pesar de nuestro distanciamiento de las odiosas instituciones comunitarias, y hagámoslo para frenar lo que abiertamente se pretende. Y si nuestro voto difiere manifiestamente de lo que eligen otras ciudadanías, no es ninguna locura empezar a considerar la salida de un club que impone tan lesivas normas a sus socios.

Ay! si tuvieramos a quién votar!