16 junio 2024 (1): La Europa que se asoma tras estas últimas elecciones
- Javier Garcia

- 16 jun 2024
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Las elecciones europeas las ha ganado la derecha. Derecha que los comentaristas pro sistema se empeñan en distinguir según sea conservadora de las de siempre o de la denominada extrema, cuando lo que en realidad diferencia una de la otra es si es partidaria del neoliberalismo globalizador (caso de los conservadores británicos, el partido de Macron, la mayoría de los miembros del grupo popular, incluyendo el PP español, Vox y el "melonar" italiano. Todos sintonizados con el proyecto de mundo que defiende el partido demócrata norteamericano) o prefiere lo paternal-nacionalista (ámbito al que se puede asignar el partido de Le Pen, Iniciativa por Alemania, Ley y Justicia en Polonia o el partido de Orban en Hungría. Estos a rebufo de lo que plantean los republicanos yanquis). Bueno, también hay una derecha nacionalista, de las denominadas naciones sin estado, que era paternalista y camina hacia el globalismo y, tal vez por eso, está perdiendo apoyo popular.
En cualquier caso, insisto, han ganado los partidarios de la mano dura, las tradiciones, la defensa de la religión y el posicionamiento en defensa de quienes fueron, son y serán ricos. Solo en política internacional discrepan, ya que los paterno-nacionalistas ven con inquietud la pérdida de identidad de sus naciones y la disminuida capacidad de liderazgo de su capital, así que son parcialmente reticentes a seguir las instrucciones del imperio en materia bélica.
Han perdido los verdes, que en realidad ya no se sabe de qué color son, los socialdemócratas, por indistinguibles en las grandes cuestiones de los populares y la izquierda de toda la vida, devorada por su incurable cainismo. Ejemplo de esto último ha sido el batacazo de Sumar, que siempre he dicho que restaba, y que se construyó con los materiales menos progresistas que uno puede escoger: el personalismo y la política de salón. De esa debacle se han beneficiado temporalmente algunos partidos, supuestamente de la izquierda nacionalista, que habrán de aclarar si su proyecto es nacional u obrero; ambas naturalezas un tanto inmiscibles.
En medio de este temible escenario lo único que le resta al ciudadano es el camino de la movilización social, para defender sus derechos laborales y oponerse al belicismo rampante.

Te diré que Le Penn y Macron estarán encantados en cohabitar e implementar con entusiasmo la política neoliberal más radical.