16 febrero 2025 (1): Ucrania sigue dando que hablar
- Javier Garcia

- 16 feb
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Actualizado: 17 feb
Hace tan solo una semana este blog indagaba en las razones del apoyo de los Estados Unidos a la causa ucraniana, y las encontraba en las riquezas naturales que la estepa podría poner a la completa disposición del gigante americano. Pero en este mundo loco los acontecimientos tienen poco que ver con las declaraciones (o sí, y lo que sucede es que las reservas minerales en Ucrania no son nada del otro jueves), así que Donald Trump anunció un primer encuentro de alto nivel, entre Rusia y los Estados Unidos, que habría de tener lugar anteayer en Munich para tratar de alcanzar un acuerdo que dé por finiquitado el conflicto en el Este de nuestro continente.
Para mi sorpresa, la reacción europea, y la de nuestra prensa supuestamente progresista, ha sido discrepante y mostrado decepción, argumentando que la paz ha de ser justa. Ha debido de ser tenida en cuenta esta opinión, coincidente al parecer con la del actual ejecutivo ucraniano, porque finalmente no se ha celebrado la tal reunión con los rusos y, en su lugar, se ha acordado no presentar plan de paz alguno que no sea el consensuado por los Estados Unidos, Europa y Ucrania.
La respuesta europea suena correctísima, pero en la práctica, como el final de esa guerra que se denomina "justo", es más fantástica que Superman. Me he hartado de constatar lo obvio: ya que Ucrania no puede ganar, lo que hay que hacer es salvar vidas y evitar un sufrimiento inútil. O, lo que es lo mismo desde la visión inversa, lo que defiende Europa es que continúe la matanza, aun a riesgo de que no solo mane sangre rusa y ucraniana, y se añada al macabro mondongo la de otros europeos más occidentales.
Así que, sean las razones del acercamiento entre Washington y Moscú nobles o innobles, me hubiera satisfecho que, gracias a él, hubieran podido seguir viviendo jóvenes, de otra manera condenados a dejar sus cortas existencias en los campos de batalla.
Que sepan los relamidos burócratas de Bruselas que ya hubo una experiencia en este nuestro suelo de lo que ocurre cuando alguien antepone "los sagrados intereses de la patria" (o vete a saber si los de algunos) a las personas: el régimen nazi llevó a la muerte a centenares de miles de alemanes, y de rusos y sus aliados occidentales, cuando se empecinó en continuar una guerra que ya estaba perdida sin remedio.
De sobra está decir que, además, la posición oficial de la Unión Europea y la OTAN para nada coincide con la de los ciudadanos bajo sus banderas, y aquí tengo que ser muy crítico con el gobierno español, que parece que es de la partida de quienes ponen en riesgo el sosiego de sus administrados sin querer conocer su posición. Reclamo, pues, que estas cosas tan relevantes se debatan en las cámaras de representantes y cualquier participación en conflictos bélicos tenga la aprobación de mayorías políticas cualificadas. Ya os aseguro, queridos lectores, que ninguno de los imprudentes belicistas tendría los arrestos de defender esos infumables postulados y, si así fuera, le responderíamos con la desautorización que se merece en las calles y en las urnas. Amén.

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