14 diciembre 2025 (3): El nacionalismo fragmentado
- Javier Garcia

- hace 1 día
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El largo pasado fin de semana se celebró en Durango, con éxito clamoroso de público, la histórica Feria del Libro y el Disco Vascos. Que, amén de su significado y contenido cultural, representa una segunda repetición de las fiestas patronales y la ocasión para tomarle el pulso a la situación política.
Es el caso que, coincidiendo con la festividad española de la Constitución, la izquierda abertzale organizó el sábado 6 de diciembre dos manifestaciones independentistas en nuestra villa: una a la mañana, convocada por Ernai, la rama juvenil de Sortu, que se había dedicado a la caza y captura de símbolos españoles en los días previos, y la segunda, a la tarde, protagonizada por los escindidos de Gazte Koordinadora Sozialista (GKS). Los lemas proferidos durante ambas marchas definen claramente las diferencias esenciales entre los oficialistas y los discrepantes: mientras que los primeros demandaban la independencia y culpaban a Madrid y al "estado" de todos los males, los segundos hacían énfasis en su solución: una república socialista vasca. O sea, que al tiempo que los herederos de Batasuna ponen por delante su naturaleza nacionalista y el rechazo frontal a todo lo hispano, los comunistas, desde su talante marxista, exigen un mayor peso social en la política abertzale.
A todo esto, consta que hay ciertos movimientos, aún muy tentativos, de romper al nacionalismo vasco también por la derecha, con la intención de crear una réplica euskaldun de Aliança Catalana.
Y es que Euskadi no podía ser una isla en medio de un mundo convulso, en el que el bienestar proviene, casi exclusivamente, de la herencia, mientras que los salarios se desangran y los jovenes autóctonos se dispersan por el mundo a la búsqueda de las oportunidades que se les niegan en su tierra, al tiempo que nuestro país es de promisión para los provenientes de las regiones más pobres del planeta. Así que aquí también llegan, aunque sea con un ligero retraso, los movimientos políticos de última hornada, que tienen en común, sean de izquierdas o de derechas, la puesta en cuestión de la democracia liberal; a veces con izquierdistas que demandan políticas anti migratorias más firmes y, en otras ocasiones, con derechistas que rechazan el globalismo de los mercados.
Como cualquiera, no sé en qué desembocará esta tendencia revisionista del panorama político tradicional, pero lo que sí está claro es que la perspectiva de vivir peor que las generaciones anteriores está haciendo que mucha gente se replantee la vigencia del orden establecido, demandando "soluciones" que vete a saber adónde nos llevan, porque en ocasiones es peor el remedio que la enfermedad. Pero, no lo olvidemos, el bienestar es prioritario frente a la supuesta libertad y, en la desesperación del empeoramiento del nivel de vida, se puede optar por cualquier disparate. Cuidadito.

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