14 abril 2024 (2): La desmesura de la gabarra
- Javier Garcia

- 14 abr 2024
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Como supongo se me ha notado en artículos anteriores, soy del Athletic, y ahora lo recalco por si hay alguno que denigra este artículo en clave futbolera. Pero la movilización social del pasado jueves con motivo del paseo del equipo en gabarra celebrando la victoria en la Copa me parece del todo excesiva.
Y lo es, en primer lugar, porque la ha protagonizado una sociedad apática e inerme ante los abusos del capital, pero que al parecer aún conserva la fuerza suficiente para una demostración callejera impresionante, si de lo que se trata es de festejar el buen resultado en un enfrentamiento deportivo.
Sigo criticando el evento porque impuso una alteración absoluta de la vida cotidiana a más de un millón de personas que vieron cambiados sus horarios laborales o suspendidas sus clases, cuando no dificultada su movilidad en circunstancias personales dramáticas (o es que el 11 de abril no hubo decesos, familias con miembros gravemente enfermos y personas con necesidad de un rápido desplazamiento por serios motivos económicos o laborales).
Continúo mi manifestación de disconformidad recordando que este jolgorio se ha organizado en medio de una campaña electoral crítica en el devenir histórico de la Comunidad Vasca, ya que es la primera vez en bastantes décadas que el PNV corre el peligro de perder su supremacía en las urnas. Y nadie con un mínimo de capacidad de análisis puede ignorar que el acontecimiento ha servido para el lucimiento personal de los cargos municipales y territoriales jeltzales que, además, han contado con la colaboración en los fastos de un club que, como las instituciones o desde antes que estas, ha sido y es "propiedad" del Partido Nacionalista Vasco durante el último medio siglo (sin ir más lejos, el actual presidente es hijo de quien fuera consejero del Gobierno Vasco y actor fundamental del acuerdo con Madrid que fijó el sistema del cupo). Termino añadiendo que la propia filosofía del club, de contar solo con jugadores formados futbolísticamente en Euskalherria, es plenamente coincidente con el mensaje político último de los nacionalistas, aunque también, y es justo ponerlo en valor, una fuente de agua fresca manando sobre el requemado tinglado mercantil del fútbol internacional.
Extiendo mi crítica a muchos de los convocados al homenaje popular del club de mis amores que, como en muchas otras fiestas, llenaron la ciudad y hasta el cauce de la ría de toda clase de inmundicias.
Y termino con una cuestión estrictamente deportiva, solo tres días después de la juerga del Nervión, el Athletic ha de jugar hoy un partido crítico para su clasificación para la Champions League del año que viene frente al Villarreal; evidentemente no en las mejores condiciones física y mental.
En fin, que insisto en la felicidad de todos quienes somos y hemos sido hinchas del Athletic, pero eso no legitima todo lo que haga el club o movilice entre sus seguidores.

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