12 mayo 2024 (2): BBVA vs. Sabadell
- Javier Garcia

- 12 may 2024
- 2 Min. de lectura
Estos días suena la noticia del intento de fusión, por absorción, del BBVA sobre el Sabadell y, fracasado el acuerdo, del lanzamiento de una OPA hostil del primero de estos dos bancos contra el segundo.
No tengo, por falta de información, una posición al respecto ni me anima ninguna preferencia personal, ni afectiva ni, mucho menos, interesada. Pero de lo que sí estoy seguro es de que la solución que surja tras esta batalla por acaparar negocio será a costa de los trabajadores, pequeños accionistas y paganos clientes de ambas entidades y, si me apuran, también del resto de los grupos financieros del país.
Una cosa es evidente, desde que se declaró la famosa crisis bancaria de finales de la primera década de este siglo, lo que ha ocurrido es que han ido a la calle miles y miles de trabajadores bancarios, han cerrado un sinnúmero de oficinas, empeorando drásticamente el servicio a los clientes y recortado hasta el extremo de casi desaparecer las remuneraciones de los depósitos bancarios.
Así, sería ingenuo pensar que tras esta nueva refriega en la cumbre de la usura no vuelvan a sufrir las consecuencias los mismos paganos de siempre. Para mayor caos, hasta las administraciones no se ponen de acuerdo sobre la conveniencia, o inconveniencia, del movimiento; de modo que se oponen Generalitat y Gobierno Español, pero se posiciona a favor del engorde del bicho la Comisión de la Unión Europea.
Como cliente de estos comerciantes del dinero y administrado vasco, español y europeo solo sé que se rescató con el dinero de los contribuyentes a este sector, que dichas ayudas no han sido devueltas, ni hay visos de que lo sean en un plazo razonable de tiempo y que, tras aquella delicada situación, han aumentado los beneficios financieros de modo desaforado y ahora son ellos quienes prestan al erario público, eso sí, con la seguridad de que estos créditos sí se van a devolver.
Mientras todas las incógnitas abiertas se despejan, seguirá subiendo el precio del dinero, imposibilitaándose una financiación competitiva de la microeconomía.

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