12 mayo 2024 (1): Las elecciones catalanas y lo que quieren los catalanes
- Javier Garcia

- 12 may 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 19 may 2024
Hoy es día de elecciones en Catalunya, y no se habla de otra cosa que de la vuelta al primer plano de la actualidad del señor Puigdemont, y su insistencia en reactivar el procés, o del señor Illa, y su convicción de que va a ser el siguiente presidente de la Generalitat. Sin embargo, algún día antes del cierre de campaña, una de esas numerosas encuestas que se hacen al calor de los comicios revela que nada menos que el 40 % de los catalanes y hasta el 60 % de los votantes más jóvenes estarían dispuestos a sacrificar las libertades propias de las democracias formales por más nivel de vida.
Esto apunta a una terrible realidad: la de una situación económica más que preocupante, por la que en especial las jóvenes generaciones carecen de futuro porque no tienen capacidad económica para emanciparse y, menos, para materializar un plan de vida que incluya descendencia, si ese es su deseo. Y, en esas dramáticas circunstancias, todo lo que no sea facilitar el acceso a una vivienda digna y contar con una mínima estabilidad en el empleo, que permita la planificación a medio y largo plazo, es algo secundario para un colectivo que está cansado del intercambio de insultos y acusaciones en cámaras de representación y medios de comunicación, de tener que soportar el belicismo exacerbado de sus representantes, de escuchar balandronadas nacionalistas hasta la extenuación y de ver cómo no se hace nada para encarar con realismo los grandes retos que el futuro nos plantea: la alimentación sostenible, la detención del calentamiento global y el deterioro galopante del medio ambiente y la circulación de las personas con respeto escrupuloso de sus derechos, pero también con el mínimo control sobre las migraciones desordenadas, harto inconvenientes tanto para los que las reciben como para los propios recién llegados, a quienes se les explota sin compasión y se les impone el papel de quintacolumnistas entre los asalariados.
Que sepan quienes contienden por unas cuantas poltronas que estos datos de desafección por la política actual son más que preocupantes, porque denotan el pésimo estado de cosas, la negativa evolución de los indicadores sociales y el riesgo de que muchos desencantados abracen ideas totalitarias, en la fútil esperanza de hallar en ellas la tabla de salvación que las opciones supuestamente democráticas les niegan.

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