12 enero 2025 (2): La estrategia del avestruz o algo muchísimo peor
- Javier Garcia

- 12 ene
- 2 Min. de lectura
El CIS, entidad pública suprema que mide el estado de opinión de la ciudadanía no pregunta acerca de qué piensan los españoles de la monarquía y el rey desde abril de 2015, pronto una década. El Gobierno Vasco no quiere que los estudiantes de secundaria de nuestra Comunidad Autónoma realicen las pruebas europeas que miden su capacidad en materias tan relevantes como lengua, matemáticas o ciencias de la naturaleza. La Diputación Foral de Bizkaia se resiste a cuestionar a los vizcaínos acerca de lo que piensan del proyecto del nuevo museo Guggenheim en el Urdaibai.
Tres administraciones y misma actitud, ¿la de la avestruz que cree que con no ver el problema este se desvanece o, mucho peor, la oscurantista de los regímenes autoritarios que niega a los administrados el derecho a expresar la opinión que tienen y a conocer la de sus conciudadanos acerca de temas de incumbencia colectiva?
Quienes rechazan ese chequeo permanente del grado de conformidad de los gobernados, en relación a las decisiones que adoptan los gobernantes, reducen la democracia a la formalidad de depositar el voto en una urna cada cierto tiempo y eso, señoras y señores implicados, no es suficiente, ni siquiera se puede decir que es lo que mejor caracteriza a un régimen realmente representativo de la voluntad popular.
No hay otra explicación lógica a estas decisiones más que obedecen al temor de que los gobernados discrepen notablemente de la política practicada por los gobernantes. En los tres casos que nos ocupan las conclusiones son evidentes: el Gobierno central y las fuerzas que protagonizaron la denominada "transición democrática" ven probable que, al menos en los territorios de las nacionalidades históricas, el trono no salga muy bien parado del juicio popular; el Gobierno Vasco y, particularmente, su sector nacionalista, sabe que las bajas calificaciones de los alumnos vascos no son un accidente aleatorio que puede revertirse sin cambiar casi nada, sino la lógica consecuencia de una política educativa errada en su esencia en temas tales como el excesivo peso de la formación concertada, el reparto desequilibrado de los alumnos más desfavorecidos y el elevado número de estudiantes que no se educan en su lengua madre o tienen como profesores a docentes que tampoco enseñan en el idioma que mejor dominan, y teme que los resultados de estas pruebas demuestren, cada vez con mayor contundencia, lo equivocado de sus planteamientos que, insisto, no se soportan sobre evidencias empíricas ni están en sintonía con lo que al respecto se posiciona la ciencia; y la Diputación Foral no desea que sea pública una fuerte oposición de los vizcaínos a que se altere el refugio sagrado de la naturaleza del Urdaibai o a que se incurra en gastos, entendidos como caprichosos y superfluos, cuando hay tantas necesidades perentorias que atender.
Que escuchen y lo publiquen, que pongan en común los mensajes que han recibido. Así se verá que gobiernan para nosotros y no para ellos.

Comentarios