11 febrero 2024 (1): de Benidorm a Malmö

El Benidorm Fest 24 ya tiene su canción triunfadora: Zorra, interpretada y producida por el matrimonio de nombre artístico Nebulossa. De sobra está explicar que la cosa no va de raposas y gallineros diezmados, a decir verdad ni siquiera está claro que la sonora letra de la melodía vencedora se refiera, siquiera de refilón, a las mujeres que, desde la noche de los tiempos, han salido adelante vendiendo sus cuerpos, sino que más parece una oda a las féminas que, remedando el comportamiento de tantísimos varones, optan por el noctambulismo y la juerga como norma de vida.

Por supuesto que a la progresía postural le ha faltado tiempo para mostrar su entusiasmo por la difusa reivindicación de una lírica que, para mí, solo exprime la fuerte sonoridad y el impacto semántico del título, repetido hasta la saciedad, con éxito comercial incuestionable. Así, El País califica a la polémica letra como "mensaje provocador y empoderado", mientras que el miembro masculino del dúo ganador del certamen entiende que "el tema lanza un mensaje de tolerancia, no solo feminista, sino apto para todo aquel que se haya sentido alguna vez desplazado"; hasta el presidente Pedro Sánchez ha aplaudido a canción e intérpretes (para los panegiristas de guardia, también paladines contra al edadismo) afirmando que "a la fachosfera le hubiera gustado tener el Cara al Sol".

Es hora de que algunos badulaques se persuadan de que incurren en flagrantes contradicciones cuando de las cuestiones de género se trata. No se puede calificar a esta letra de mensaje liberador al tiempo que, con mucho mejor criterio, se propone implementar contundentes medidas contra la prostitución y, sobre todo, sus clientes, para golpear ese repugnante negocio que, tras el asesinato machista, es la manifestación más brutal de la dominación masculina . De la misma manera, no es razonable entender como un guiño al mundo gay el adorno de la actuación de los Nebulossa con unos bailarines procedentes de la escena "drag", porque sus patéticas indumentarias los degradan a la condición de hombres objeto.

Pero que no se me pongan farrucos los nacionalcatólicos, que tampoco comulgo con sus ruedas de molino ni la canción en cuestión alcanza el cenit de lo sacrílego o demoníaco, la tan alabada o vituperada letra no dice nada de enjundia, hasta el punto de que los más acendrados creyentes y patriotas podrían tatarearla sin que les abrieran expediente disciplinario alguno en Vox ni fuera imprescindible una urgente visita al confesionario. Se trata, como ya he adelantado más arriba, de un mero producto comercial que no tiene más propósito que el divertimento del público y el lucro legítimo de sus autores e intérpretes.

"Zorra", con su triunfo en el Benidorm Fest, es ahora la canción que representará a España en el Festival de Eurovisión a celebrarse en Malmö. Y, por eso, ya se había suscitado otro debate en torno a la posibilidad de que la Unión Europea de Radiodifusión (UER) pusiera objeciones y solicitara la supresión del término que la intitula, porque su normativa proscribe las palabras malsonantes. Nada de eso ha ocurrido, y la propuesta española podrá interpretarse en toda su rigurosa originalidad e integridad. Faltaría más, después de que en el pasado este organismo ya hubiera permitido la participación, exitosa además, de verdaderos himnos patrióticos, a pesar de que prohíbe las consignas políticas o, sin ir más lejos, tras que haya autorizado este año la concurrencia de un estado cuyo mensaje de fraternidad a sus vecinos va envuelto en fósforo blanco.