11 agosto 2024 (2): Venezuela otra vez
- Javier Garcia

- 11 ago 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 ago 2024
La pasada semana tuvieron lugar los comicios presidenciales venezolanos que, como en cualquiera de sus últimas ediciones, estuvieron, y siguen estando, rodeados de la polémica, con razón o sin ella. La oposición y algunos observadores internacionales, que no disfrutaron de una posición especialmente conveniente para tener una visión completa del proceso, califican de pucherazo los resultados publicados, mientras que las fuentes oficialistas insisten en la corrección del recuento y justifican cierto retraso en el proceso completo con un supuesto sabotaje al sistema informático del Consejo Nacional Electoral.
Por descontado que quienes se alinean con el candidato derechista son los Estados Unidos de América y la Unión Europea, mientras que nada menos que cuarenta miembros de las Naciones Unidas respaldan la enésima victoria del chavismo y varios mandatarios progresistas de América Latina se han ofrecido de mediadores entre los bloques enfrentados.
Ahora vamos con los hechos. Debido a lo fraudulento de muchos procesos electorales del pasado, en Venezuela y en varios otros estados de América del Sur, los bolivarianos introdujeron un sistema digitalizado de conteo, teóricamente difícil de manipular, toda vez que cada partido político cuenta con una parte de la clave de acceso a cada urna y solo la puesta en común de todos los caracteres alfanuméricos puede ofrecer los resultados, consiguientemente de conocimiento compartido por todos los competidores. Estos datos, repito, sabidos por todos, han de publicarse en bloque por el mencionado Consejo Nacional Electoral en el plazo de un mes.
Creo, por tanto, que lo prudente para proclamar a cualquiera como vencedor o proceder a las protestas que fueran pertinentes, es conceder el plazo mensual al organismo electoral y, entonces, comparar las actas disponibles por todos con las que entonces se publiquen (la oposición ha mostrado algunas actas, pero unas ofrecen dudas sobre su autenticidad y otras corresponden a los distritos en los que desde luego siempre ha sido mayoritaria), para comprobar la legitimidad del escrutinio oficial.
En fin, que creo que se dispone de los recursos adecuados para, al cabo, saber quién fue el vencedor de estas elecciones y quién miente en este largo tiempo postelectoral. Insisto en que es la constatación objetiva de los datos la que nos puede proporcionar las evidencias demandadas y no el ruido mediático y el alineamiento ideológico. Quienes desean vencer por la vía del fraude, sean los gubernamentales o los opositores, están deslegitimados desde la perspectiva democrática, y punto.

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