17 marzo 2024 (1): A Koldo le sucede Alberto

Los tiempos trágicos siempre han proporcionado el mejor medio para el rápido enriquecimiento de unos pocos. Así que no ha sido para mí una sorpresa saber de las andanzas de un tal Alberto González, tras las ya conocidas de Koldo García.

En este último caso no se trata de un amigo de un ministro, sino de la pareja actual de la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Pero no voy a hacer sangre con esa curiosa coincidencia. Admitamos que este señor se enteró de la posibilidad de hacer negocio comprando y vendiendo mascarillas del mismo modo que debería haberlo sabido yo mismo, y que participó en un concurso público limpio al que también hubiera podido concurrir un servidor. El problema de Alberto es que una vez hecho el negocio, parece que no contribuyó a Hacienda como lo exigían las ganancias obtenidas, la inspección hizo su trabajo y la instancia fiscal le ha acusado de un delito de evasión de impuestos, ya que, según el fisco, ha dejado de pagar más de 350.000 € de vellón.

Tan parece ser así que el señor González, y ruego no confundirlo con el otro que presta su apellido a declaraciones lamentables, ha reconocido ese denunciado escamoteo doloso con el propósito de arreglar el problema por la vía de apoquinar y sin pasar a la sombra una buena temporada. Pese a esa aplastante evidencia, su novia habla de no se sabe qué persecución a su entorno familiar que, por cierto, ya con anterioridad había protagonizado otros comportamientos cuando menos muy poco ejemplares, y estamos hablando de sus progenitores y de su hermano.

Pese a que pueda tener razón en lo relativo a la indebida publicación de las diligencias arriba explicadas, su destemplada salida de tono es particularmente desafortunada por estar disfrutando personalmente de la riqueza acumulada por el mencionado señor González, ya que vive con él en una vivienda doble, que incluye gran terraza, adornada por una no más pequeña bandera de su España, y que figura en los registros de la propiedad como parte del patrimonio de este Alberto y su entramado de empresas.

Le va a costar mantener el tipo a la princesa de la derecha más recalcitrante. Sobre todo porque estos casos, sea cual sea la sentencia, tienen para rato en los tribunales y sus correligionarios no creo que quieran portar semejante y pesado handicap en los sucesivos comicios que se van a celebrar en los próximos meses.

Y eso sin contar que la discriminación por ubicación y naturaleza jurídica de los centros para la tercera edad, que su gobierno impuso a la hora de proporcionar asistencia sanitaria a los ancianos que enfermaron de COVID en las residencias madrileñas, está volviendo a las portadas de la mano de estudios que demuestran que sí se podían haber salvado muchas otras vidas habiendo atendido a todos esos mayores como se debía.

En fin, que ella y sus valedores van a tener que tomar muchas cañas a las dos de la madrugada, machacando hasta la extenuación con su concepto de libertad y sacar petróleo de un eventual retorno de Puigdemont para limpiar estos borrones. La poltrona presidencial de esa Comunidad Autónoma es peor que las sillas eléctricas norteamericanas de mediados del siglo pasado; a la que la ocupa le pone la melena erecta, aunque la tenga ondulada, y sin pasar por la peluquería.