10 agosto 2025 (1): Que la verdad no estropee una buena historia
- Javier Garcia

- 10 ago
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Actualizado: 11 ago
La semana pasada dediqué uno de los artículos a la preocupante preeminencia de la mentira en el mundo actual. Sin embargo omití añadir que las falsedades, o las explicaciones sin fundamento, pero que convienen al poder establecido, han sido el pan de cada día a lo largo de la ominosa historia de la humanidad.
Así que sí, mucho antes de los influencers de pacotilla ya había gente dedicada a convencer a la población de la verosimilitud de lo disparatado, si ello beneficiaba a quienes agarraban la sartén por el mango.
La casuística de esta manipulación de los creyentes en lo insensato incluye los milagros “tolerados” o, incluso, respaldados oficialmente por la Iglesia Católica. Una clase muy particular de ellos son los denominados eucarísticos, la mayoría consistentes en hostias sangrantes. Pues bien, otra charla con mi amigo médico Pepe, de las que perpetro a orillas del río Burbia, me ha revelado que esa aparente taumaturgia puede ser producida por el pigmento, acertadamente denominado prodigiosina, excretado por la bacteria Serratia marcescens cuando procesa el pan ácimo en un medio cerrado, húmedo y frío (eso sin descartar manipulaciones malintencionadas, por supuesto).
Supongo que, pese a estas evidencias microbiológicas, las gentes de O Cebreiro no querrán ni oír cuestionar su misterio. Este lugar se halla cercano a donde disfruto de mi veraneo y es venerado por enclave celta (yo mismo porto en mi muñeca una versión reducida y en plata del torque de oro de Burela allí adquirida) y por su famoso milagro, del tipo de los eucarísticos mencionados (siglo XIV: un peregrino desafía una tempestad de nieve por oír misa en dicha población y su fe es motivo de mofa del oficiante del sacramento; ante los ojos del creyente y el escéptico, el pan se transforma en carne y el vino en sangre, al tiempo que la imagen de la Virgen desciende de su pedestal y se arrodilla ante Cristo encarnado). Como rezaba el título de este texto: que la verdad no desmonte un magnífico cuento.

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