1 junio 2025 (2): El barro mancha y no resuelve
- Javier Garcia
- 1 jun
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Actualizado: hace 22 horas
La derecha española, la partidista, la mediática y la jurídica, está empeñada en embarrar el terreno de juego político. Después de años tratando de ensuciar a los líderes de Podemos y de los partidos independentistas catalanes, toca ahora apuntar con todo el armamento disponible al entorno del presidente del gobierno: su mujer, su hermano, el fiscal general y quienes fueran colaboradores próximos en ejecutivos anteriores (con independencia de que alguno tal vez se lo tenga merecido o no).
Y ocurre todo eso mientras se acumulan las evidencias de que la última administración pepera usó todos los recursos de las cloacas del estado para manchar a los demás y limpiar sus impudicias, al tiempo que cobran vigencia nuevos casos de corrupción en sus filas o entorno y vuelven a los juzgados la desatención y la muerte durante la pandemia de 7.291 ancianos en residencias madrileñas.
El peor resultado de todo eso no es que vaya a generar cambios de calado en las tendencias electorales, sino que propicia la transformación del debate político en una riña de tugurio o lupanar que escamotea a la ciudadanía el análisis, objetivo y sereno, de la precaria situación socioeconómica y evita que los distintos actores expliquen qué es lo que proponen para salir del empobrecimiento rampante en el que llevamos chapoteando un largo lapso de tiempo.
Estoy harto del "y tú más", de los insultos y de los rebuznos o las ocurrencias graciosillas, ofensivas para el contrario. Quiero políticos que me hablen claro sobre lo que pretenden hacer y que, además, cuando ocupen los cargos de responsabilidad cumplan lo prometido. En definitiva, que se contrasten proyectos rigurosos, no brindis al Sol.
La política no es teatro y los escaños parlamentarios no son plateas desde las que aplaudir o patalear mientras se cuchichea con el próximo. Tampoco es lugar para sestear, jugar a marcianitos ni tomar cubatas a precio de amigo. Los gobernados nos merecemos mucho más que eso; sobre todo porque somos los que con nuestros votos hemos aupado a unos y a otros a sus correspondientes sillones, pagado sus sueldos y queremos que representen nuestros intereses e ideología. Si no lo hacen, si emplean sus cargos para beneficiar a familiares, amigos y compinches de tropelías y, de paso, vivir como pachás, para eso ya están las maras, no los partidos políticos.
Javi, pides imposibles