1 diciembre 2024 (2): Estamos desorientados
- Javier Garcia

- 1 dic 2024
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El sistema no quiere que pensemos y, menos, que actuemos con lucidez. Así que, entre otras cosas, ha conseguido que depositemos nuestra esperanza de equilibrar nuestras maltrechas psiques en la ayuda que proporciona la química. Desde luego es la edad de oro de las drogas lúdicas: alcohol, marihuana y cocaína, fundamentalmente; pero también de los fármacos contra el dolor, la depresión, la ansiedad y el insomnio. De modo que ya no quedan franjas de edad inmunes a esta pandemia del pastillazo, el canuto o el chupito.
Por si no fuera suficiente esa alteración deliberada de nuestra máquina de pensar, se ha conseguido sumirnos en el despiste absoluto al haber elevado la mentira flagrante a la condición de "hecho alternativo", y disfrazado de defensores de la gente corriente a manipuladores que venden las propuestas más reaccionarias envueltas en el oropel de lo popular; de modo que, en vez de dirigir nuestra furia hacia quienes nos esquilman, la conducen contra los que precisamente tratan de combatir la hidra del neoliberalismo feroz.
Pero cuentan con más armas de atontamiento. Y aquí debo hablar de lo woke, ese pijolarismo que reduce la injusticia social a la difícil condición de ser mujer, homosexual o trans; para que olvidemos que, nos sintamos de un determinado género o sexo, todos tenemos en común el problema de sobrevivir en medio de un mundo en el que un uno por ciento de la población se queda con el trozo de pastel más gordo.
Y sigo, porque la máquina de aturdir cuenta con más recursos: el enfrentamiento entre los desfavorecidos por razón de cuestiones nacionales o raciales, la competencia entre los asalariados, con el indisimulado propósito de abaratar el trabajo, la estupidización colectiva de la mano de los espectáculos, principalmente deportivos, de seguimiento masivo y, aunque parezca decrecer la fe, la manipulación de los colectivos confesionales frente a la modernidad, la legalidad única y los derechos humanos más fundamentales.
Es difícil combatir tanto sedante, pero me atrevo a dar algunos consejos: prescindir de los psicotrópicos, asegurarnos por nuestra propia iniciativa de la realidad que nos rodea, ser combativos ante la injusticia social, reivindicar las mejoras salariales y de las condiciones de trabajo que se planteen por los colectivos perjudicados, demandar un contexto sociopolítico laico, rechazar los oscuros negocios asociados al deporte de élite y, en definitiva, concentrarnos en lo importante y hacer caso omiso de las maniobras diversoras a las que estamos sometidos día sí y día también.

me apunto