1 diciembre 2024 (1): Guerra híbrida

El neoliberalismo está poniendo todos sus recursos, que son muchísimos, para derrocar al actual gobierno español. Y digo derrocar, porque su estrategia no tiene nada de política; no plantea una moción de censura, ni siquiera solicita un adelanto de las elecciones generales, lo que se está practicando es un acoso y derribo desde los juzgados, con acusaciones peregrinas que, sorprendentemente, son admitidas a trámite, y mediante el martilleo de mentiras en redes sociales. prensa afín, que es la inmensa mayoría, y hasta en programas televisivos, supuestamente de entretenimiento.

Recurriendo al símil taurino, estos tercios de "picado y banderillas" no se detienen ante nada y se insulta, cuando no se menosprecian dignas profesiones o se descalifica a la ciudadanía para opinar sobre ciertos asuntos, al parecer solo accesibles a los "iniciados".

Esta innoble agresión a la voluntad popular puede tener lugar y, de hecho, sucede porque esta democracia liberal moribunda permite que quienes han perdido unas elecciones manejen todos los resortes de poder del día a día. Más aún, cuando los legítimos gobernantes pretenden que al menos la televisión pública no zarandee a quienes han alcanzado el control democrático del legislativo y el ejecutivo, se tacha a sus gestores de querer poner a su servicio el único medio que resta para intentar dar una información medianamente objetiva.

Por supuesto que no se publicitan las alternativas programáticas reaccionarias, porque esta derechona que pretende gobernar por la gracia de dios tiene unas propuestas inconfesables: reducción de la carga impositiva a las grandes fortunas al tiempo que se aumentan las tasas indirectas y las que deben pagar las clases medias, privatizaciones regaladas (a precios irrisorios para los compradores, amiguetes, en términos coloquiales), recorte salvaje de todos los gastos sociales en favor de los militares y policiales, revisión de todos los derechos civiles alcanzados en las últimas décadas, retorno de la concepción católica del estado teocrático y reducción de la enseñanza y sanidad públicas a la mínima expresión.

Y van a seguir así hasta que okupen (la k la han declarado proscrita ellos mismos) la Moncloa y sus aledaños. Y lo peor es que el ambiente internacional también es coadyuvante. Acabo como casi siempre en estos últimos tiempos, prediciendo el fin bastante próximo de esta civilización.