15 junio 2025 (2): Empoderamiento

En este mundo loco que nos acompaña en nuestro trajinar a lo largo del tiempo se ha puesto de moda que las mujeres se empoderen. ¿Pero hasta hace bien poco no hablábamos de igualdad? Pues ahora no, tienen que ganar el pugilato del poder, tienen que ser más inteligentes, sacar mejores notas y ocupar la mayoría de los cargos de responsabilidad (no me constan activistas en favor de la incorporación de la mujer a los trabajos más penosos).

Por supuesto que en esa carrera por el liderazgo quedan defenestradas por el camino las madres entregadas a la cría y educación de sus hijos y, claro, todas las otras féminas que no son capaces de arrasar a los varones con los que compiten por los puestos en juego.

En esa batalla cotidiana poco importa la calidad de vida, lo que trasciende es el éxito profesional o económico, aunque haya de pagarse el precio de la infelicidad, de la frustración y aún de la pérdida de la salud mental.

Total, que ahora son las mujeres las que soportan una tremenda presión social y laboral, mientras lamentan la ausencia del suficiente apoyo por parte de unos hombres que, descolocados o acomodaticios ante el curso de los acontecimientos, son incapaces de contribuir en igual medida a la buena evolución de los asuntos de interés familiar; refugiándose, muchos de ellos, en el confort de permanecer en un segundo plano a la hora de arrimar el hombro profesional y, desgraciadamente, también cuando se trata de acometer las tareas domésticas o cuidar de la descendencia.

A todas esas cuestiones se suma el uso perverso del término "empoderamiento", en muchas ocasiones indebidamente empleado para describir lo que es sexualización pura y dura. Así que muchas "empoderadas" en tabloides y redes sociales son señoras que muestran toda la piel que pueden con el propósito de hacer carrera, la que sea, fundándose en ser gratas y permanecer siempre expuestas a la mirada de los hombres más poderosos (estos ya se empoderaron antes, a saber si por herencia o merced a negocios más o menos honorables).

El único futuro viable no es la guerra de sexos (perdón, géneros libremente escogidos, cualesquiera que estos sean), sino que cada miembro de la pareja trabaje solo media jornada, dedicando la otra media a la familia (menos empoderamiento y más vida en común), y reciba un salario de la misma cuantía que el que ahora percibe por una jornada completa (no es un disparate, se puede y debe pagar, sería volver a las políticas salariales de hace unos cincuenta años, basadas ahora en una mayor productividad, resultado del enorme desarrollo tecnológico).